Las bodas de los últimos meses nos están dejando imágenes preciosas y momentos que nunca olvidaremos. Con mucha precaución, medidas y responsabilidad, los novios están dando el «Sí quiero» y están compartiendo este día tan especial con sus familiares y amigos. En ocasiones el plan inicial se ha modificado, el número de invitados se ha reducido, pero la ilusión y las ganas estoy segura de que han aumentado. Rocío y Nacho se casaban el pasado 30 de mayo, pero la situación les llevó a posponer su boda al 25 de julio, un día que no olvidarán nunca y que hoy podemos recordar gracias a estas espectaculares fotos de mis amigas de ESIF Fotografía.
Como nos cuenta Rocío, «hablábamos mucho de ese día, de cómo iba a ser de especial y cuánto lo íbamos a disfrutar. La fecha tan esperada era el 30 de mayo, lo habíamos preparado todo con tanto mimo y cuidado, tan lejos de imaginar lo que podría pasar. El día que nos confinaron llegaron las invitaciones de boda, nosotros estábamos encantados con ellas y dispuestos a mandarlas cuanto antes, pero nuestros padres nos pararon los pies. No nos entraba en la cabeza que tuviéramos que aplazar la boda, luchamos contra viento y marea para mantener la fecha inicial, pero la cuarentena y la incertidumbre hicieron que cambiásemos la fecha al 25 de julio«.
«Si algo teníamos claro es que nos íbamos a casar antes de verano, fuera en las condiciones que fuese. Fueron meses duros, pero que también nos han ayudado mucho a querernos más, escucharnos y entendernos mejor y a ver todo el apoyo y cariño que tenemos a nuestro alrededor, que con el día a día muchas veces se nos olvida. Y, sobre todo, nos ha ayudado a relativizar, a quitar hierro a las cosas y a centrarnos en lo realmente importante, que en este caso éramos nosotros, nuestro matrimonio«. Así empezaba Rocío a contarme cómo fue el gran día y cuánta razón tiene, pues la rutina del día a día muchas veces nos hace olvidar lo realmente importante.
«Nos sentimos infinitamente agradecidos por todo el apoyo que hemos recibido, empezando por nuestras familias y amigos, los cuales rezaron muchísimo para que nuestro día pudiera ser tan especial. Y si de algo estamos seguros es del poder de la oración, que hizo que nuestra boda fuera tan auténtica, tan cercana y natural, a pesar de las circunstancias. Que estuviera todo el mundo tan feliz y que no haya habido ningún contagio».
Como nos cuenta, «los preparativos los vivimos en casa, con los nuestros. Nacho son tres hermanos y se han casado los tres en exactamente 365 días. Fue un día de mucha emoción ya que con él cerraban una etapa. En mi casa fue distinto, soy la mayor y la primera que se casa, así que abrían etapa, era todo nuevo para ellos».
Para el gran día, Rocío lució un vestido de Helena Mareque; «hizo magia, el vestido era tal cual soy yo, ella es capaz de captar como eres y plasmar tu personalidad en unas cuantas telas. Es una verdadera artista».
Y para resaltar aún más su belleza confió en Margarita, «un verdadero ángel que es capaz de maquillarte sin que dejes de parecer tú«. Qué importante es identificarte, no perder tu esencia y ser tú misma el día de tu boda.
Dieron el «Sí quiero» en la Parroquia San Bernabé Apóstol , en El Escorial, decorada por Alfabia. ¡Todo un espectáculo! Las peques, vestidas por Marta Ussia, la esperaron a la entrada. ¡Con sus mascarillas!
La ceremonia estuvo llena de momentos especiales y emotivos, y al finalizar todos se trasladaron a la finca El Campillo.
Como nos cuenta Rocío, «El Campillo estuvo increíble, nos cuidó como nadie para que todo estuviera perfecto y que, aunque fuera una boda en pandemia pudiéramos disfrutarla con la seguridad de que en todo momento se estaban tomando las medidas adecuadas. Son unos auténticos profesionales».
Alfabia también decoró la finca, » no podía estar más bonito todo».
Y como os contaba al principio, si hoy podemos recordar el día de Rocío y Nacho es gracias al equipo de ESIF Fotografía. «Qué podemos decir, si nos volviéramos a casar tendríamos un problema porque les querríamos volver a contratar pero también querríamos invitarles a celebrarlo con nosotros. Son personas tan cercanas y ponen tantísimo cariño en lo que hacen». Y yo puedo afirmarlo también Rocío. Son maravillosas y es una suerte tenerlas como amigas y compartir tantos momentos con ellas.
«No paramos de sonreír en todo el día. Estuvo todo el mundo tan contento y había tantos detalles que no sabíamos hacia dónde mirar. Un momentazo de la boda fue cuando los amigos de Nacho se reunieron alrededor de la mesa para darle una espada del señor de los anillos. Al ser el primero del grupo que se casaba lo consideran “el portador del anillo”. Nos reímos muchísimo con ese regalo».
Durante estos meses todo el sector ha trabajado para que los novios puedan celebrar su día en esta nueva normalidad y se han adaptado a la situación en tiempo récord, por eso no puedo dejar de compartir estas palabras de Rocío; «los proveedores estuvieron increíbles, lo hablábamos después en el viaje de novios. Todos los novios que conocemos cuando pasa su boda dicen “yo hubiera cambiado esto o hubiese hecho esto otro mejor”, nosotros de verdad que no cambiaríamos nada ni a nadie. Fueron todos un regalo«.
«No nos podíamos creer que por fin nos estuviéramos casando. Aunque tuvimos que reducirla y tomar todas las medidas como las mascarillas, tomar la temperatura al entrar en la finca, la distancia de seguridad y demás, la boda superó con creces nuestras expectativas. Y el haberla hecho en esta fecha tuvo su aquel, no creo que nadie nunca se olvide de ella. Sin duda, nos volveríamos a casar el 25 de julio porque de todo se aprende y nosotros hemos aprendido la inmensa suerte que tenemos«. Así es Rocío, si algo hemos aprendido durante estos meses es la gran suerte que tenemos y que muchas veces olvidamos. Gracias por compartir conmigo un día tan especial, por contagiarme de tu felicidad e ilusión. Me he emocionado con cada palabra y desde aquí os mando un fuerte abrazo y os deseo lo mejor a Nacho y a ti. GRACIAS de corazón.
Fotos: @esif_fotografia
