Ana y Alejandro se casaron el pasado 25 de mayo en el Monasterio de Piedra. Para el gran día Ana lució un precioso diseño de Navascués. «Quería un vestido atemporal, que con el paso de los años al ver las fotos, no pensase que está pasado de moda». Debo confesar que fue un auténtico flechazos, igual que las bonitas imágenes de S&B Photography que veremos a continuación.
Un vestido con una elegante y bonita cola, con manga larga y escote en la espalda. En Navascués hicieron su sueño realidad y además, diseñaron un «maravilloso chaleco de bolillos, los mismo que decoraban los puños de las mangas y el escote cuadrado de la espalda, del que salía una larguísima cola de organza». ¡Una maravilla!
Otra de las cosas que tenía clara eran los zapatos, «de color, cómodos, bien
sujetos para poder sentirme segura», por lo que se decantó por unos de Jorge Larrañaga, en color verde.
En el ramo, obra de Sai Más Que Flores, llevó un pañuelo de hilo bordado que le prestó su madre y que llevó en su Primera Comunión. Completó su look con diferentes joyas, regalo de su familia. Y confió en Eva Fernández para resaltar su gran belleza.
Ana estuvo muy bien acompañada durante los preparativos, pues se visitió con su madre, sus tías, su cuñada y su prima. «La cara de mi padre y de mi hermano al verme vestida de novia, es inolvidable. Hubo un momento en el que mi habitación parecía el camarote de los hermanos Marx, algunos de mis tíos y primos no querían ir a la iglesia sin antes verme».
La familia Alejandro es catalana, «por lo que les hacía ilusión cumplir con una tradición». Tres de sus mejores amigos «vinieron a mi habitación a leerme un poema y entregarme el ramo de novia«. Un momento muy emotivo y divertido, «no sé si estaban más nerviosos ellos o yo».
La Ceremonia se celebró en el Monasterio de Piedra, «no pudo ser más bonita». La ofició el Obispo de Tarazona, junto con un compañero de carrera de Ana, «que vino a darme una sorpresa, casi se me sale el corazón al verle». Entrar agarrada del brazo de su padre a la iglesia fue todo un sueño, pues «poder vivir con él ese momento fue muy importante».
La celebración tuvo lugar en el mismo Monasterio de Piedra, donde disfrutaron de un exquisito catering. Entre los momentos especiales que vivieron, Ana destaca el baile con su padre a ritmo de una versión en vals de la canción Clavelitos y el baile con Jandro, a ritmo de «No puedo vivir sin ti», de Coque Malla. ¡Cómo me gusta esta canción! «Todos nuestros amigos nos rodearon e hicieron un perfecto coro entonando las dos canciones».
La fiesta fue divertidísima y los novios acabaron en volandas cantando con todos sus amigos «Bailar pegados».
Ana, mil gracias por compartir conmigo todos los detalles de este día tan especial. Ibas preciosa. Os deseo lo mejor. ¡Un besazo pareja!
Fotos: @sybphotographybodas
Un comentario