«Como siempre, el hombre propone y Dios dispone. La última prueba del vestido a la que fui antes del confinamiento fue el fin de semana previo al estado de alarma. Recuerdo que mi madre me dijo, como quien tiene una idea disparatada, «¿y si prohíben las bodas como ha pasado en Italia?» Le contesté que eso no pasaría y casi nos reíamos. Parece mentira, mirándolo con perspectiva, que pudiéramos estar tan ciegos ante una realidad que teníamos encima. Pero ocurrió, en menos de una semana nos confinaron y pronto nos dimos cuenta que sería imposible celebrar la boda en la fecha prevista. Lo cierto es que no fue un momento duro, relativizamos y vimos la nimiedad de nuestro problema ante lo que estaba pasando, nos dimos cuenta que teníamos que agradecer estar bien y sanos y que, si Dios quería, el 31/07 nos casaríamos«.
«Cuando dijimos que teníamos nueva fecha, la mayoría de la gente no apostaba porque pudiera celebrarse, pero nosotros teníamos claro que si las circunstancias lo permitían nos casaríamos, fuéramos 2 o 200. El día de la fecha inicial de nuestra boda fue el primero que nos permitieron salir a dar un paseo, y lo vivimos como un regalo, preparamos una comida para los dos y nuestra familia y amigos nos enviaron vino, flores y otros regalos que hicieron que pasáramos un día estupendo y nada triste, celebrando que estábamos bien y juntos».
«Todo esto nos ha hecho sin duda relativizar y darnos cuenta de lo importante. No podemos estar más agradecidos a cada persona que estuvo celebrando el día con nosotros. No nos cabe duda de que todo el que vino, pese a las circunstancias, es porque nos quiere de verdad y eso nos hace sentirnos muy afortunados». Con estas palabras de Carla he querido empezar el post, la última boda que publicaré en este 2020. Y es que me emocionaron cuando recibí el email y me siguen emocionando a día de hoy.
Para una fecha tan especial eligió un vestido de Helena Mareque; «El año pasado fui a verla con mi madre y cuando salimos cancelamos las demás citas, seguras de que tenía que ser ella. Helena es una artista, supo perfectamente qué vestido me iba bien, qué vestido quería, aunque ni yo lo supiese. Me encantaba ir con mi madre al Atelier y cuando ya no pudo venir, por la prohibición de viajes entre provincias, Helena y yo hacíamos videollamadas para que pudiera ver todo como si estuviera allí».
«Ya pasada la boda sigo pensando que es mi vestido definitivo, me gusta más que ninguno y creo que no podía llevar otro. Y en esto Helena tiene todo el mérito, pues me dejé completamente en sus manos y lo hizo todo fácil y divertido. Volvería mil veces a hacerme el vestido con ella«.
Completó su look con unas sandalias de YSL, regalo de sus amigas Ana y Gabriela, todo un clásico. «Me encantan porque me recuerdan a ellas y además estoy deseando volver a usarlas». Unos pendientes de Ignacio Torres, «que además de joyero es muy amigo nuestro», unas aguamarinas regalo de su suegra «y que no me he quitado desde el día de la boda».
El ramo, que ya pudisteis ver en nuestro perfil de Instagram, «también era un regalo, de mi amiga Blanca, de manzanillas pequeñas, que es lo que siempre quise llevar. Lo hicieron en Antonio Rivera y me encantó, además de hacerme muchísima ilusión que fuera regalo de una de mis mejores amigas. El día de mi “no boda”, en Mayo, me envió a casa un ramo de margaritas, para que lo tuviera también ese día y no pudo ser más emocionante. En el ramo pusimos una medalla de la Virgen del Brezo preciosa que me regaló mi madrina y que antes de dar el ramo me la guardé de recuerdo».
«En cuanto al tocado tuve dudas hasta el último momento. Siempre pensé llevar velo pero la cola del vestido ya era suficiente, así que no iba a llevar nada, pero unos días antes de la boda me probé el tocado que se puso mi amiga Marta, que fue la primera en casarse, y me pareció que quedaba genial y me encantaba llevar algo suyo«.
Durante los preparativos, en casa de sus padres, lució una bata de Namur, regalo de «otra de mis mejores amigas, Marikilla», y Manuel Cecilio fue el encargado de maquillar y peinar tanto a Carla como a su madre; «fue una suerte más del cambio de fecha porque no puede ser más encantador y no nos pudo gustar más el resultado».
Por su parte, Raúl eligió un chaqué de Bahman y corbata de Hermes, regalo de un amigo, gemelos de Loewe y el reloj regalo de pedida IWC. «Imposible más guapo».
El Monasterio de Santa María de la Rábida, fue el lugar elegido para dar el «Sí quiero» y como la iglesia es muy pequeña «y queríamos respetar las medidas de seguridad, solo entraron los más cercanos y reservamos un bar que hay al lado para invitar a los demás a tomar algo, porque habíamos colocado una pantalla para que pudieran seguir en directo la misa, que se estaba retransmitiendo. Luego vimos los videos y es muy divertido, gritan gol en el «Sí quiero» y levantan las sillas».
«En la misa cantó el coro de mi colegio y fue super emocionante, llevaba años pensando las canciones del cole que quería que cantaran, el sacerdote era encantador y la verdad que es el recuerdo más bonito que tengo de todo el día de la boda. Después de tanta incertidumbre no podíamos creernos que estuviéramos allí, lo que hizo todo más emocionante y multiplicó nuestra felicidad. Las arras las llevó mi sobrino de cuatro años, que además, como todavía no sabe leer, dijo de memoria una petición. Llevaba pantalón y camisa de Mamá Madejas y tirantes de Marta Ussia. Repartimos a los invitados mascarillas de Cherubina, que son ideales y estaban todos guapísimos con ellas».
Tras la ceremonia se trasladaron al Convento de la Luz, un lugar muy especial para Carla pues allí celebró su Primera Comunión. «De la decoración y la iluminación se encargó por completo mi madre. Yo no pude viajar a Huelva hasta poco menos de un mes antes de la boda y ella se ocupó de todo». Sin duda, un detalle muy especial, de hecho como Carla nos cuenta, «no puedo estar más agradecida porque yo no lo habría organizado tan bien nunca».
De la decoración floral, tanto de la iglesia como del convento, se encargó Mirka Eventos. «Como no habíamos visto nada, cuando llegamos al sitio a la cena alucinamos los dos. En la mesa pusimos geles pequeños de diferentes colores para cada invitado». De los meseros y seating plan se encargó Invitarte, «que también hicieron las invitaciones, que caligrafió Astilbeletters, y aunque finalmente la fecha cambió, quedaron preciosas».
El catering de Alfardos fue todo un éxito, «estaba todo buenísimo y además garantizaron la seguridad de todos tomando todas las medidas necesarias».
La música no faltó en un día tan especial. Durante el cóctel tocó Calle Botica «y a todo el mundo le encantó». Y Xite y Clara fueron los encargados de animar a todos los invitados; «creo que ha sido por lo que más nos han preguntado de la boda, son tan guapos, tan simpáticos, tan animados y divertidos, que no me cansaré de recomendarlos».
«El vídeo lo hizo Emotion film y es una pasada, no tardaron nada en dárnoslo y no puede reflejar mejor el día». Y las maravillosas fotos «son de Monica Ortega y me encantan, muy naturales y divertidas. Tengo fotos con todo el mundo y eso que pensaba que no me había acordado de hacérmelas».
La boda tuvo que ser un viernes, pero como nos cuenta Carla; «cuando cambiamos la fecha no había otra disponible. Eso hizo que el sábado pudiéramos organizar una cena para todos nuestros amigos en la que comentar la boda y es algo que recomiendo mucho«. Y es que un viernes puede ser igual de especial y desde aquí yo también os lo recomiendo.
«La verdad es que fue un día insuperable. Siempre me pregunté si era cierto aquello de que tu boda es el mejor día de tu vida y en nuestro caso lo ha sido. No nos podemos alegrar más de habernos casado y aunque nuestra época fue muy buena pues había un respiro de virus, estoy segura que todos los que lo han celebrado después lo han disfrutado igual. Animo a todos los novios a que, dentro de las circunstancias de cada uno, no posponer el momento, a entender que es aplazar un día que es mucho más que una fiesta. Entiendo que puedan pensar que al cambiar las circunstancias que consideraron al organizar su boda puedan quedarse con la espinita por no haberla podido celebrar exactamente como imaginaron. En nuestro caso aunque no fue la boda que habíamos planeado, sin duda fue mucho mejor de lo que habíamos podido imaginar. Y lo mejor de la boda viene después. Empezar una vida juntos, no hay pandemia que pueda con esa ilusión«. Y con esta última frase me quedo yo.
Carla, gracias una vez más por valorar lo que realmente importa y por animar a través de estas bonitas palabras a todas las parejas a dar el «Sí quiero», pues como dices no hay pandemia que nos pare y lo mejor viene después «EMPEZAR UNA VIDA JUNTOS». ¡Os deseo lo mejor!
Fotos: @monicaortdomin